16 de junio de 2010

Presente y futuro en la industria de envases


Énfasis Packaging Online
10-06-2010 13:32:44
http://www.packaging.enfasis.com/notas/16780-presente-y-futuro-la-industria-envases
Presente y futuro en la industria de envases

El especialista Néstor Pierres, del Instituto Argentino del Envase, disertó sobre los atributos del envase como comunicador y transmisor de información. Además, destacó la tendencia de desarrollar envases híbridos y que respondan a las exigencias de producción y uso que requiere el consumidor.

Redacción
Paola Papaleo
En una sociedad donde el sentido más utilizado para conocer los objetos que nos rodean es la vista, el envase cobra gran relevancia como vehículo de comunicación y proyección. Por lo que los especialistas aseguran que la producción y diseño de packaging es una actividad que aún tiene mucho futuro por delante.
Revista Enfasis Packaging estuvo presente durante el curso de Introducción al Sistema Envase, organizado en conjunto por GS1 y el Instituto Argentino del Envase (IAE), en el cual Néstor Pierres -en representación del IAE- expuso sobre las tendencias actuales.
Entre las personas mayores de 60 años, el 30% ve al envase como un comunicador y le atribuye gran importancia al momento de comprar un producto, mientras que esta cifra asciende al 45% entre los menores de 35 años. Para cumplir esta función, el envase debe proporcionar: un diseño correcto (equilibrio), incremento objetivo de las ventas (utilidad), impacto y personalidad (percepción), satisfacción del consumidor (calidad/costo/desempeño), recordación de marca (comunicación). Esto indica que hay que tener en cuenta ciertos atributos para que cumpla su objetivo de seducción en el punto de venta y motive a la compra.
Atributos del envase
Según Néstor Pierres, la principal característica que debe cumplir el envase es la honestidad entre lo que dice vender y lo que realmente vende. “El producto puede ser bueno pero si el envase no es honesto con lo que ofrece, se pierde el efecto de compra porque el consumidor considera que lo están engañando”. 
Otra función irreemplazable es la protección. Si no cumple con este requisito, más que un envase es un contenedor.
Para que el envase se destaque en el punto de venta, también debió haber sido cuidado en sus etapas anteriores como almacenamiento, distribución y transporte. Pierres destaca como valor agregado el conocer el modo de trabajo de cada uno de los proveedores y detalla algunos puntos para considerar:
• Tipo de transporte (calidad, características, etc.)
• Duración y condición del almacenamiento.
• Control de las operaciones de carga y descarga.
• Posibilidad de daño durante el tránsito.
• Situación de deformación.
• Penetraciones, pinchaduras, rasgaduras, cortaduras.
• Métodos erróneos de manejo.
• Riesgos mecánicos.
• Riesgos climáticos.
• Altas temperaturas.

Innovación que se adapta al consumidor
Si bien la división clásica entre los materiales posibles del envase primario es entre flexibles (bolsas, sachets, doy-pack) y rígidos (multimaterial, papel, cartón, vidrio, metálicos, plásticos, pasta moldeada, etc.), el especialista destaca que la tendencia es desarrollar envases híbridos. Es decir, un envase flexible con características del rígido.
Las exigencias de los compradores, cada vez más informados y con nuevos hábitos de consumo, están llevando también a la aplicación de respuestas innovativas en la producción y uso del sistema envase:
• Conocer a través de la impresión o grabado en el envase cómo el mismo va a ser recogido o reciclado.
• Disminución del peso global del envase.
• Instrucciones sobre la forma de abrir y cerrar los envases.
• Disminución del volumen global.
• La autodestrucción orientada del envase.
• Eliminación del sobre embalaje.
• La inclusión de ventanas para ver el contenido en los envases opacos.
• Envases que disminuyan con el uso.
• Semejanza formal entre el producto y el envase.
• Posibilidad de percibir el aroma sin abrir el envase.
• Re orientar dimensionalmente al envase en función de la logística.
• Producir envases honestos y responsables frente al consumidor y el medio ambiente.
• Construir fuertes barreras frente a la falsificación o la adulteración.
• Utilización de materiales reciclados o bio polímeros y reducción del consumo de energía.


Envases del futuro
Los envases, según el especialista, serán y en algunos casos ya lo son un medio por el cual se podrá salvar vidas, evitar enfermedades, reducir costos y errores. De esta forma, asegura, tendrán tres funciones esenciales:
Como parte del producto: el envase será, cada vez más, una parte del producto mostrando que el mismo es seguro, se encuentra bien cocido, su temperatura, entre otras propiedades.Como comunicador: entretendrán e informarán de manera novedosa mostrando en su exterior el comercial de televisión o el video de capacitación sobre el uso del producto que contiene para luego ser desechado.Como solucionador de problemas: el exterior de los empaques para drogas emitirá una imagen en color ofreciendo información en forma legible, adecuada a la capacidad visual de los pacientes.
El futuro del envase, entonces, está en la interacción con el consumidor y en su comunicación de información indispensable para su bienestar. Algunos modelos de envases que pronto estarán en todas las góndolas son:
Envases activos que detectan presencia de bacterias: indicarán la presencia de ciertos agentes patógenos permitiendo, de manera controlada, el ingreso y egreso de ciertos gases para preservar los alimentos.Envases desprendibles: parches inteligentes para la dosificación de medicamentos libre de errores en la piel (para la liberación de hormonas, inhibidores de deseo, etc.).Envases para discapacitados visuales: algunas farmacias instalan marbetes con dispositivos de radio, de modo que los pacientes con limitaciones visuales puedan colocarlos cerca de un dispositivo que reproduzca sonoramente los contenidos y cualidades del medicamento.

15 de junio de 2010

Bolsa de plástico, no tan mala como se pensaba


Bolsa de plástico, no tan mala como se pensaba

Bolsas plásticas
Si se olvidó de llevar sus propia bolsa al supermercado, no se estrese, que al fin ya al cabo no son tan dañinas para el planeta.
Mucho se habla en estos días de la importancia de reducir las emisiones de carbono. A nivel individual, es posible aportar un grano de arena con sólo cambiar algunos de nuestros hábitos.
Sin embargo, algunas de las recomendaciones, como la tratar de no acumular innecesariamente bolsas de plástico, o evitar el uso de secadores eléctricos para secarnos las manos, no son tan valiosas para el ecosistema como se pensaba, según explica a continuación Mike Berners-Lee, autor del libro "¿Cuán malas son las bananas? El costo de las emisiones de todo".

En medio de tantos debates agitados sobre la huella de carbón de todas las cosas, es fácil sentirse culpable por todo o sencillamente, rendirse y olvidarse del asunto. Reducir las emisiones de dióxido de carbono es, para muchos expertos, la clave para frenar el cambio climático. Pero calcular cuántas emisiones genera un producto es una tarea extremadamente compleja.
Igualmente, es posible dejar de preocuparnos en extremo, al menos sobre ciertos productos o actividades que no son tan malas como se pensaba. Aquí, una lista de la huella de carbono de algunos de ellos, para poner la información en contexto.
Gráfico
1. Bolsas plásticas - Son malas en muchos sentidos: usamos muchas, ensucian las calles, invaden ecosistemas y provocan daños en la vida silvestre. Sin embargo, si terminas con algunas de ellas en tus manos cuando vuelves de hacer las compras, las posibilidades son sólo de que la bolsa represente el equivalente a 10 gramos de dióxido de carbono (CO2e) y que la mayor parte, corresponda al contenido de la bolsa
2. Secadores de mano eléctricos- Son incluso mejores que las toallas porque ahorran la energía que se consumiría lavándolas y producen entre 3 y 20 gr. de CO2e por uso. La huella de carbono se compensa con reducción en el uso de los servicios médicos, ya que al no utilizar una toalla que puede estar contaminada por gérmenes, corremos menos riesgos de contagiarnos de algo.
3. Taza de té o café - A 20 gr. de CO2e por taza de agua caliente (calentada en una tetera eléctrica) no hace falta privarnos del lujo de una taza de café, té o chocolate caliente. Lo mejor es calentar sólo la cantidad necesaria. Lo cierto es que agregarle leche al té o al café, duplica la huella de carbono de la bebida, pero si eso es un gusto que te hace feliz, disfrútalo sin culpa.
4. Manzanas importadas que han viajado al menos 18.000 kilómetros - Tomemos como ejemplo las manzanas que llegan al Reino Unido desde Nueva Zelanda. Si bien llegan desde el otro lado del mundo, la manzana es un alimento cuya huella de carbono es baja y, además son un alimento sano. El punto es que viajan en barco, lo cual es cien veces mejor que un avión. Una manzana de Nueva Zelanda consumida en el Reino Unido genera 100 gr. de CO2e. Lo mismo sucede con las naranjas o las bananas. Por supuesto, consumir manzanas de estación y locales es mejor.
5. Mirar televisión - Es una de las actividades de ocio que menos CO2e genera. Estar una hora frente a una pantalla de plasma de 1 metro, equivale a un viaje de 1,5 km. en un carro eficiente (220 gr. de CO2e). Si miras televisión en una pantalla chica es mejor, y aún mejor si miras junto a tus amigos o en familia.
6. Leer un libro - Genera cerca de 1 kilo de CO2e, la misma huella de carbono que conducir un automóvil relativamente eficiente por 3 km. Si bien producir papel requiere una gran cantidad de energía, leer durante las vacaciones, por ejemplo, te mantiene ocupado por horas y hace que uno no dedique tiempo a otras actividades que son más intensivas desde el punto de vista de emisiones de carbono, especialmente las que involucran el uso del auto. Lo ideal, sería pasarle el libro a otra persona una vez que lo termines.
7. Beber una buena botella de vino - Produce cerca de 1 Kg. de CO2e. Aunque consumas tres botellas por semana, el impacto será de cerca del 1% de la huella anual típica (de un ciudadano británico), que es de 15 toneladas. Para reducir esto a la mitad, sin comprometer la calidad del vino, lo mejor es comprarlo en envases de cartón. El vino es pesado para transportar, por eso es mejor consumir el que viene de regiones más cercanas.
8. Cremación - Se estima que este método representa menos de la diezmilésima parte de la huella de carbono de una persona durante toda su vida, con 80 kilos de CO2e. En esta ocasión, dese el gusto de despedirse de este mundo como mejor le parezca.
9. Año sabático - Un año sin trabajar, viajando, no suena bien. Sin embargo, no es necesariamente malo. Siempre y cuando uno viaje con un presupuesto limitado, comprando sólo lo necesario y desperdiciando casi nada, lo cual suele suceder, sencillamente, porque uno no se puede dar el lujo en un viaje así de gastar mucho dinero. Lo que aumenta enormemente la huella de carbono son los vuelos. Unas 5 toneladas de CO2e te pueden llevar por el mundo en clase económica, parando en algunos lugares claves.
10. Quedarse con un carro viejo - No es mala idea. Un auto nuevo tiene una huella de carbono de entre seis toneladas (un Citroen C1) y 35 toneladas (un Landrover Discovery, digamos). Por eso, si tu carro viejo está en buenas condiciones, es confiable y no tiene demasiado kilometraje, la mejor opción desde el punto de vista de las emisiones es conservarlo. Si lo que te hace falta es un nuevo símbolo de estatus, invierte el dinero que te sobra en paneles solares o en una turbina de viento.