9 de noviembre de 2011

La década de los países emergentes

La década 2010-2020 será la de los países emergentes no solo porque serán los motores del crecimiento, sino también porque traerán innovaciones rompedoras.

Durante la última década, los mercados de los países emergentes se han destacado como los principales catalizadores del crecimiento económico. Ahora aspiran a ser los principales protagonistas. La entidad financiera HSBC informa de que, en 2050, 19 de las economías más grandes del mundo serán aquellas a las que hoy clasificamos como mercados emergentes y todas juntas serán más importantes que los países que forman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en la actualidad.

En cualquier caso, el año 2011 ha confirmado este cambio en el equilibrio mundial. Mientras los países de la OCDE siguen colapsándose, los mercados emergentes siguen con su crecimiento desatado. Los mercados emergentes ya suponen el 40 por ciento del PIB mundial y el 37 por ciento de la inversión directa extranjera. China ha adelantado a Japón como la segunda mayor economía del mundo, mientras que India ha atraído una cifra récord de 80,000 millones de dólares de inversión directa, el doble que el año pasado. En Brasil la petrolera Petrobras, que ya es una de las más grandes del mundo, logró el año pasado la mayor Oferta Pública de Venta (OPV) de la historia (67,000 millones de dólares).

El crecimiento de las clases medias en estas economías atrae a cada vez más multinacionales de la OCDE. En Asia, las clases medias ya representan el 60 por ciento de la población total (1,900 millones de personas). Así, en 2010 China se convirtió en el principal mercado en venta de vehículos, un país en el que 54 millones de personas se clasifican en el nivel de ingresos altos. La persona más rica del mundo ya no es estadounidense, sino mexicana. Las razones que explican el creciente atractivo de las economías emergentes se encuentran en estas cifras, que apuntan hacia un gran crecimiento y expansión de las clases medias y todo ello en un entorno con bajos niveles de deuda, de déficit y con una inflación controlada.

Además está teniendo lugar una revolución silenciosa, un motivo más por el cual las empresas de la OCDE respaldan a los países emergentes: la década de 2010-2020 no será la de los mercados emergentes únicamente porque serán los países motores del crecimiento, sino también porque de estos países saldrán innovaciones rompedoras. Y eso cambiará el perfil de las multinacionales de la OCDE. Así que se cruzarán dos fuertes tendencias: por una parte, el boom de las multinacionales de los países emergentes, incluso en los sectores tecnológicos y de gran valor añadido; y por la otra, la importación de innovaciones con origen en los países emergentes por parte de las empresas de los países de la OCDE.

Las economías emergentes han dejado de ser zonas de baja intensidad tecnológica. Esta década veremos cada vez más multinacionales emergentes presentar sus innovaciones al resto del mundo. Según las Naciones Unidas, hay aproximadamente 21,500 multinacionales basadas en los mercados emergentes. Algunas de ellas ya son líderes en sus respectivos sectores, como la empresa mexicana de cementos Cemex, la empresa India de contratación externa de servicios de tecnología de la información Infosys, o el fabricante chino de baterías BYD. Los sectores tecnológicos también notan el empuje. Los principales proveedores de las empresas de telecomunicaciones del mundo se hallan en China: una multinacional como Huawei ha derrocado la franco-estadounidense Alcatel y ahora está en cabeza con la sueca Ericsson. En 2008 Huawei registró más patentes que cualquier otra empresa del mundo y en 2009 fue la segunda, justo por detrás de la japonesa Panasonic.

En el sector de las telecomunicaciones ahora hay media docena de multinacionales de mercados emergentes en el top diez global, como China Mobile, Bharti Airtel de India, NMT de Sudáfrica y América Móvil de México, por no hablar de los grupos del sudeste asiático como Signtel o Axiata. La basileña Embraer revolucionó la aeronáutica con un modelo de negocio que otros luego importaron. El grupo Tata de India vende coches por 3,000 dólares, un 75 por ciento más barato que sus competidores europeos, y no precisamente de baja intensidad tecnológica: incorporan no menos de 90 patentes. Mindray de China ha desarrollado equipos médicos a un 10 por ciento del coste de sus competidores occidentales. La africana Safaricom está revolucionando el mercado con su servicio de banca móvil Mpesa, igual que lo han hecho las multinacionales Indias de la externalización como TCS o Wipro.

Ni siquiera el mundo digital está a salvo de esta corriente. La red social Facebook pudo haber sido latinoamericana: uno de sus fundadores es brasileño. El grupo de Internet chino Tencent Holdings es el tercero del mundo en términos de capitalización de mercado (45.000 millones de dólares en 2011). Su principal accionista financiero es otra multinacional de un país emergente, Mnaspers de Sudáfrica. De hecho, Tencent y Naspers se convirtieron en socios para invertir en start-ups pero, al contrario que en el caso de Google, las empresas que deciden financiar no se encuentran en California, sino en los mercados emergentes. En 2010 invirtieron juntos 700 millones de dólares en el gigante de internet ruso Mail.ru.

Estos grupos tienen sus sedes en Shenzen, Cape Town y Moscú y se están internacionalizando rápidamente. Naspers hizo grandes compras en India y Brasil (donde adquirió el portal de ventas por internet Buscapé por 340 millones de dólares en 2009). La rusa Digital Sky Technologies (propietaria de Mail.ru) está presente en start-ups de internet claves de Estados Unidos como Facebook, Zynga y Groupon. A principios de 2011, Digital Sky Technologies aumentó su inversión en Facebook hasta los 325 millones de dólares y luego recaudó otros mil millones de dólares, alcanzando rápidamente a los capitalistas de riesgo de Silicon Valley. Tencent hizo lo mismo con otro fondo de inversión tecnológico de riesgo de más de 700 millones de dólares para invertir en start-ups.

Estas multinacionales emergentes no solo presentan importantes innovaciones, sino que son extremadamente frugales, lo que las convierte en competidores letales: Bharat Biotech es una farmacéutica India que vende cada dosis de la vacuna de la hepatitis B por 20 centavos de dólar, mucho más barato que sus competidores occidentales. Otra farmacéutica, Ranbaxy, ha hecho lo mismo con las vacunas para la malaria. También en India, Bharti Airtel proporciona uno de los servicios de telecomunicaciones más baratos del mundo, con un modelo de negocio basado en la externalización masiva y agresiva. BYD de China ha provocado una revolución en el mercado global de las baterías de iones de litio (que son una pieza fundamental de los coches eléctricos) al bajar los costes basándose en la innovación e investigación. Están escalando posiciones en la cadena de valor rápidamente; en 2010 Samsung de Corea del Sur, se convirtió por primera vez en una de las diez principales empresas en términos de inversión en I+D, según la clasificación de Booz & Company. En lo que respecta a Israel, lanzó más de 4,000 start-ups, convirtiéndose en el segundo país del mundo en términos de cantidad de empresas que cotizan en el mercado NASDAQ.

Existe otra tendencia además de ésta: las multinacionales de la OCDE ya no tienen en su punto de mira a los países emergentes solo como mercados en los que expandir sus productos e innovación. Ahora estos países se ven como fuentes importantes de innovación. El ejemplo más conocido de “innovación devuelta”, y objeto de estudio en la Universidad de Harvard, es el de General Electric (GE), una de cuyas innovaciones más rompedoras, un kit de prevención cardiológico, surgió en India y por un coste que era menos de la mitad que el producto al que sustituyó. Siemens ha hecho lo mismo con un escáner de rayos X de bajo coste creado por sus ingenieros indios.

Estas innovaciones se llevaron después a un nivel global dentro de la empresa. Las multinacionales de la OCDE en la lista Fortune 500 ya tienen cerca de mil centros de investigación y desarrollo con sede en mercados emergentes, principalmente China e India. El centro de I+D de GE en India es el más grande de la empresa en todo el mundo. Cisco ha invertido mil millones de dólares en construir un centro de I+D en India. La sede de Microsoft en Pekín es la más grande que tiene la empresa fuera de Estados Unidos. Ahora mismo IBM tiene a más gente contratada en India que en Estados Unidos y la alemana Siemens tiene un 12 por ciento de sus 30,000 ingenieros dedicados a I+D basados en el emergente continente asiático.

Como se destacaba en el último informe sobre ciencia de la Unesco, China está a punto de superar a Estados Unidos y Europa en términos de número de investigadores. En 2010, el 40 por ciento de todos los estudiantes universitarios chinos estaban estudiando una carrera científica o de ingeniería, más del doble que en Estados Unidos. Estos cambios en el equilibrio económico y financiero también se están produciendo en la distribución global de esfuerzos de I+D entre el Norte y el Sur, que está cambiando rápidamente: en 1990 más del 95 por ciento de la I+D se llevaba a cabo en países desarrollados, una década después ese porcentaje había bajado hasta el 76 por ciento. Y la tendencia no tiene visos de cambiar: ahora mismo China gasta más de 100.000 millones de dólares en I+D una cifra que equivale al 2.5 por ciento de su Producto Interior Bruto (PIB). [En Estados Unidos, la inversión en este concepto equivale al 2.7 por ciento de su PIB]. En definitiva, en los mercados emergentes residen el 40 por ciento de todos los investigadores del mundo.

La década en la que entramos será la de los países emergentes. No solo porque la parte del león del crecimiento global se concentrará en estos países, sino porque asistiremos cada vez con mayor frecuencia a la irrupción de innovaciones rompedoras y frugales provenientes de esos mercados. En esta nueva década, la geografía de la innovación, además de la de la riqueza de las naciones, sufrirá un tremendo proceso de reequilibrio.

Javier Santiso
13 Octubre 2011

Javier Santiso es profesor de Economía en ESADE Business School y director del ESADE Centre for Global Economy and Geopolitics (ESADEgeo)

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