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De acuerdo con el Foro Económico Mundial (WEF), el actual modelo económico lineal de “tomar-usar-desechar” extrae aproximadamente 65.000 millones de toneladas de materias primas al año, pero el 80% de estos materiales tienen un final de vida como desecho, lo que representa una pérdida irrecuperable de aproximadamente US$ 2,6 trillones cada año. La Fundación Ellen MacArthur afirma que la adopción de un enfoque de economía circular podría ahorrar a los fabricantes europeos cerca de US$ 630 mil millones al año para el 2025 en costos de materiales, lo que también conduciría a la creación de más de 2 millones de empleos.
Además, el think-tank Club de Roma publicó un estudio que sugirió que las emisiones de carbono podrían reducirse hasta un 70% si se adopta una filosofía de economía circular. La Comisión Europea también ha declarado la economía circular como el camino hacia una sociedad más próspera, y en diciembre de 2015 adoptó un ambicioso paquete que proporcionará 650 millones de euros para investigación e innovación y 5,5 millones de euros en financiación estructural para hacer a Europa más competitiva.
Como se ha señalado anteriormente, la Unión Europea ha tomado la delantera en la transición hacia una economía circular, considerando que es un modelo económico sostenible que permite luchar eficazmente contra el cambio climático, pero al mismo tiempo permite la creación de empleos de alta calidad y oportunidades comerciales competitivas; Ha llegado el momento de que el resto del mundo siga esta transición, particularmente en América Latina, una región que puede obtener grandes beneficios económicos y al mismo tiempo proteger sus valiosos recursos naturales, sus comunidades y el medio ambiente.
LatAm: Hora de Pensar Circular
América Latina es conocida por su abundancia en recursos naturales, representando el 44% del cobre mundial, el 49% de la plata, el 65% del litio, el 20% de las reservas de petróleo del mundo, el 33% de las reservas de agua dulce y el 20% de los bosques nativos de la Tierra. Sin embargo, durante el siglo XX, la región no pudo traducir su riqueza en un desarrollo económico a largo plazo, debido principalmente a la falta de políticas integrales de manejo de recursos y de desechos, además de contar con una actividad emprendedora e innovadora inmadura durante ese período de tiempo.
Según el Banco Mundial, América Latina genera 160 millones de toneladas de residuos sólidos al año -con un promedio per cápita de 1,1 kg/día- del cual menos del 3% se reutiliza o recicla. Sin embargo, se espera que para el 2030 la región aumente su población en un 17%, llegando a 705 millones, incrementando su generación de residuos per cápita en un 45%, alcanzando 1,6 kg por día.
Además, en América Latina más del 60% de los residuos terminan en vertederos inadecuadamente controlados. La composición de los desechos sólidos también ha cambiado de ser en su mayoría orgánica a ser en su mayoría no biodegradable. De hecho, la región produce actualmente el 9% del total de desechos electrónicos del mundo y se espera que aumente a un 15% para el 2018.
América Latina tiene un potencial único en términos de uso eficiente de sus recursos y la creación de nuevas políticas de manejo de residuos que pueden generar interesantes oportunidades para la nueva cultura emprendedora e innovadora que se ha desarrollado en la región durante la última década. Bajo el actual escenario económico, social y ambiental, avanzar hacia una economía circular puede convertirse en una estrategia de política industrial clave para una recuperación económica en América Latina, logrando triple beneficios en la generación de empleos de calidad, creación de nuevas empresas y combate contra el cambio climático… Llegó la hora de que América Latina piense circular.
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Petar Ostojic
Circulate
16 Marzo 2017
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