20 de mayo de 2017

El embalaje de alimentos se vuelve inteligente - y presenta una pesadilla para el reciclamiento

El uso de la electrónica en el embalaje está en aumento, planteando interrogantes sobre la reciclabilidad de los productos cotidianos

Botellas de aceite de oliva. Lucha contra el fraude: los productores de aceite de oliva están poniendo los microchips detrás de las etiquetas de su producto premium para ayudar a los clientes a identificar lo real. Fotografía: PR
En la carrera hasta el Super Bowl de este año, la compañía estadounidense Frito-Lay lanzó una serie limitada de bolsas de de chips de tortilla con microchip, supuestamente capaces de detectar el alcohol en el aliento de un usuario y, si se le instruye, puede llamar un taxi Uber para regresarlo a casa.

Fue un truco para captar la atención, pero el uso del embalaje interactivo e inteligente no es una fantasía futurista. Ya, usted puede encontrar aceite de oliva y cervezas artesanales conectados a la nube y listos para informar sobre sus orígenes a cualquier interesado con un teléfono inteligente.
En el sector del aceite de oliva extra virgen, donde se calcula que el 70% del producto vendido es falso, un grupo de productores está trabajando con la firma noruega de tecnología Thinfilm para combatir el comercio falsificado, incrustando minúsculos chips que pueden comunicarse con teléfonos inteligentes detrás de las etiquetas de las botellas de su producto premium.

Usando la aplicación de iOlive, los compradores pueden ver donde las aceitunas en el aceite en frente de ellos fueron cultivadas y embotelladas (a menos que, por supuesto, el aceite original haya sido vaciado y reemplazado).

Este tipo de embalaje interactivo no es nuevo: los códigos escaneables que pueden ser utilizados por los consumidores para averiguar más sobre los productos que están comprando, como la granja de donde provienen sus huevos, han estado en uso durante algún tiempo.

Pero el embalaje inteligente, como este se ha hecho conocido, han cobrado ritmo en los últimos años, y se prevé que se valorice en $ 52.000 millones para el 2025.

Además de los códigos impresos, otras tecnologías incluyen chips electrónicos del tipo utilizado por iOlive y Frito-Lay, y etiquetas RFID (ID de radio frecuencia), que hasta la fecha se encuentran principalmente en la logística de la cadena de suministro.
En el futuro, la tecnología electrónica de rociado -en la actualidad en fase de investigación- podría utilizarse en lugar de los chips, facilitando su integración con el embalaje plástico y de papel, mientras que las etiquetas Bluetooth podrían activamente enviar información a teléfonos inteligentes habilitados.

Desafíos de reciclaje
Para los proponentes, el embalaje conectado a Internet ofrecen una serie de beneficios: mayor transparencia, logística más eficiente, incluso alivio de las cargas de los hogares. "No hay absolutamente ninguna razón por la que no se puede escanear su comida lista y hacer que le diga al microondas qué configuración poner", dice Andy Hobsbawm, co-fundador de la empresa de productos inteligentes EVRYTHNG.

Pero la incorporación de la electrónica en nuestro embalaje diario también plantea preguntas sobre la eliminación.

"El desafío con el embalaje hecho con múltiples materiales es que es realmente difícil separarlos y recuperarlos - es un proceso muy intensivo en energía", dice Dustin Benton, director de políticas del laboratorio de ideas (think tank) ambientales Green Alliance, el cual recientemente publicó un informe sobre los desafíos de reciclaje a largo plazo asociados con materiales novedosos.
Benton dice que es crucial para los diseñadores de embalaje comunicarse estrechamente con los organismos de reciclaje, para asegurarse de que los productos son aptos para el reciclaje. Por ejemplo, mantener los chips electrónicos en las fundas de las botellas o en las tapas podría facilitar la separación de posibles contaminantes, dice.

Davor Sutija, fundador de Thinfilm, afirma haber respondido a algunas de las preguntas sobre el impacto ambiental del embalaje inteligente. La empresa evita el uso de silicona - refinado utilizando un proceso de alta energía - en sus etiquetas, y en su lugar ha invertido en un nuevo método de impresión en tiras delgadas reciclables de acero, que, según el, tienen el espesor del cabello humano.

Hobsbawm también dice que, en un mundo ideal, las etiquetas de embalaje inteligente podrían ayudar a aumentar las tasas de reciclaje mediante el transporte de información sobre qué materiales han sido usados en determinados productos y cómo reciclarlos.

¿Le importa esto a los compradores?
Aparte del reciclaje, no está claro que la tecnología es necesaria o deseada por los consumidores.

El analista de distribución minorista, Bryan Roberts, director global de la firma de investigación de mercado TCC Global, dijo que existe una brecha entre el interés percibido que los consumidores tienen por este tipo de nueva tecnología y el interés real cuando se lanza.

El precio también es una barrera, dice. Las etiquetas de comunicación de campo cercano (NFC) usadas por Thinfilm, por ejemplo, salen por alrededor de 12 peniques por unidad para una orden promedio, según la compañía, aunque espera que esto baje a 10 peniques con nuevos métodos de fabricación.

"Tal y como están las cosas, NFC es todavía un poco demasiado costoso para convertirlo en un componente viable para muchos fabricantes", dice Roberts.

También está la cuestión de si la electrónica es necesaria en absoluto. Hobsbawm dice que los códigos QR más básicos y más baratos - impresos en papel y por lo tanto fáciles de reciclar - pueden lograr la misma conexión entre el embalaje y la nube como cualquiera de los productos más sofisticados.

Los códigos también pueden ser leídos por cualquier teléfono equipado con el software adecuado, mientras que las etiquetas NFC no funcionan actualmente con iPhones, excepto a través de Apple Pay, dice.

Nina Pullman y Olivia Boyd
The Guardian
Apoyado por AkzoNobel
10 Mayo 2017

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