Siendo menos de 8,000 MW, la capacidad total de generacion electrica del Peru es modesta, ya que es igual a solo cuatro centrales nucleares modernas. Pero el gobierno del presidente Alan García reconoce que podría producir casi ocho veces más energía sólo mediante el aprovechamiento de los ríos amazónicos del país, y mucho menos usando los cada vez más abundantes suministros de gas natural y energía eólica y solar. El gobierno tiene grandes ambiciones de convertir al país en un centro regional de la energía, exportando electricidad a Brasil y Chile. Algunos de estos planes se están empezando a poner en práctica. Y parece que van a generar alguna protesta igualmente grande.
El año pasado el gobierno firmó un acuerdo en virtud del cual el Perú podrá exportar hasta 6.000 MW de electricidad a Brasil, un plan que implicaría principalmente empresas brasileñas para que inviertan alrededor de $ 20 mil millones. Después el Sr.García visitó a su contraparte chilena, Sebastián Piñera, el mes pasado, donde los dos gobiernos acordaron crear un grupo mixto de estudio de energía. Una línea de transmisión que conecta el Perú y Ecuador fue construida hace unos años, pero rara vez ha sido utilizada por los dos países porque no han podido ponerse de acuerdo sobre un precio para la electricidad.
Los grupos ecologistas se movilizan contra las represas hidroeléctricas propuestas. Su primer objetivo es la presa de Inambari de $ 4 mil millones, 2.000 MW, en la selva suroriental del Perú (ver mapa). Esto crearia inundaciones en alrededor de 400 kilómetros cuadrados. Las protestas en contra de ella están respaldadas por el gobierno regional. Otra presa propuesta por un consorcio brasileño, en Paquitzapango, ha sido detenida por el Ministerio de Energía. Los líderes de la Ashánikas, una tribu amazónica, se quejó de que desplazaría a 10.000 personas.
La exportación de electricidad a Chile, país que se apropio de un pedazo de territorio del Perú después de una guerra del siglo 19, también es controvertida. Sin embargo, el Ministerio de Energía propone otorgar una concesión para construir una central eléctrica de1.500 MW de combustibles fósiles, cerca de la frontera. Esta usaría el gas natural del campo Camisea de Perú. El trabajo está previsto que comience este año en la construcción de un gasoducto desde Camisea hasta la frontera. El gobierno estima que puede vender la electricidad a las minas situadas en el desierto norteño de Chile. Los planes del gobierno se centran en el río Marañón,al que se llama la "arteria energética" del Perú, con la capacidad de generar 10.000 MW con seis represas. Pero la gente local a lo largo del río dicen que no han sido consultados sobre los planes hidroeléctricos. Eso es normal para el Gobierno del Sr. García, que tiende a aprobar primero las concesiones mineras y petroleras y sólo después, comenzar a consultar.
Para los políticos nacionalistas, esto huele a alimentar al enemigo. Los funcionarios oficiales responden que la vinculación de las redes eléctricas de los dos países es parte de la integración sudamericana, una meta progresiva a la que incluso sus adversarios se adhieren.
The Economist, 10.02.2011
The Economist, 10.02.2011
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