6 de abril de 2011

La escasez de cerebros pone en compromiso el crecimiento brasileño

El pasado mes de febrero el Ministro de Trabajo de Brasil informaba que las empresas nacionales empleaban a 280.799 personas. Esta cifra de ocupados sobrepasaba todos los récords y superaba en un 34% el anterior, del año previo. Mientras, después de tocar fondo histórico el pasado año (5,3%), el desempleo en el país aún se mantiene alrededor del 6%. Al contrario de la mayoría de economías de todo el planeta, Brasil es un mercado que busca trabajadores. Por el momento este hecho no parece ser un problema, pero los expertos se preguntan si los planes corporativos de crecimiento podrían verse afectados si la oferta continúa estando por detrás de la demanda.

“Es difícil saber si Brasil contará con la fuerza de trabajo que necesita en el futuro”, sugiere Rafael Pereira, analista del Instituto de Investigaciones de Economía Aplicada (IPEA), dependiente del Gobierno. “Tenemos cifras. Es la calidad lo que se está volviendo un problema, y en gran parte va a depender de la disposición de las empresas para formar nuevos talentos”.

En un informe reciente, el IPEA afirma que si Brasil crece a una tasa media de 3,5% durante los próximos diez años –tal y como sucedía entre 2000 y 2010-, las curvas de demanda y oferta de trabajo cualificado serán relativamente estables a pesar de los continuos déficits que se observan en un puñado de sectores, como servicios financieros o ingeniería. Pero si crece por encima del 4% el futuro de Brasil podría verse comprometido.

Incluso sin tener en cuenta el peor escenario posible, el efecto de la escasez de personas cualificadas resulta bastante evidente. Uno es la migración; los trabajadores abandonarían la mitad sur del país para dirigirse hacia las regiones de rápido crecimiento del norte buscando más oportunidades y mejores salarios.

La inmigración también está cambiando. Según el Ministro de Trabajo la cifra de trabajadores extranjeros autorizados aumentaba un 30% en 2010 hasta llegar a los 50.000 trabajadores. La mayoría proceden de Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania y Filipinas. Paulo Sergio Almeida, del departamento de trabajo extranjero, dependiente del Ministerio de Trabajo, explica que en el sector petrolífero y de gas se necesitaron muchos inmigrantes -15.200 del total de trabajadores-. “Este aumento también se debió a la expansión de los polígonos industriales de Brasil y la modernización de la industria, que nos obligaron a adquirir equipamientos y tecnología en el exterior que precisa una supervisión y formación especializada”, dice Almeida.

Buscando habilidades y experiencia
Durante la expansión económica de estos últimos años los trabajadores especializados y altamente cualificados no han supuesto un porcentaje mayoritario de la fuerza laboral en Brasil. Según el Ministerio de Trabajo, a finales de 2009 los ingenieros comprendían sólo el 0,47% del total de trabajadores y los directores y managers el 1%. Expertos opinan que si estas cifras tienen que aumentar muchas empresas no están preparadas para ello.

“La gestión de habilidades es un problema para las grandes multinacionales”, dice Felipe Monteiro, profesor de Gestión de Wharton nacido en Brasil. La empresa minera brasileña Vale es un claro ejemplo. “Tiene operaciones en Canadá y África y sufre escasez de mandos intermedios que puedan trabajar en todos esos países. Comparemos empresas como IBM y Unilever con Vale; están mucho más preparadas para este tipo de habilidades y experiencia internacional y gestión de proyectos inter-fronterizos que las grandes empresas brasileñas, que apenas están empezando a meterse en el tema”.

Pero Vale está respondiendo al reto. El 17 de marzo The Wall Street Journal informaba que Vale se está gastando en 2011 unos 100 millones de dólares en la formación de nuevos managers de niveles medio y superior, casi un 50% más que en 2010. Este año el grupo de formación duplica en tamaño al de 2010, y está formado por 29 brasileños y 11 extranjeros.

No obstante, en la mayoría de los casos los departamentos de recursos humanos de las empresas parecen haberse quedado al margen del crecimiento brasileño. El sector industrial, que incluye minería y energía, creció más del 10% el pasado año. Y ahora el desarrollo en marcha en el norte del país incluye al menos tres grandes hidroeléctricas -que necesitan miles de trabajadores cualificados- y la reestructuración de las infraestructuras aeroportuarias, portuarias y autopistas a tiempo para la Copa del Mundo FIFA 2014 y los Juegos Olímpicos de Verano 2016. El Gobierno además quiere un tren bala multimillonario entre São Paulo y Río de Janeiro construido y funcionando para 2015, un nuevo proyecto nunca antes realizado en el país.

Este crecimiento es un fenómeno relativamente nuevo para Brasil; no se experimentaba desde los años “milagrosos” de los 80, cuando el país estaba bajo un régimen dictatorial. En los 90 y principios del siglo XXI el crecimiento industrial fue básicamente inexistente. Los estudiantes no estaban interesados en las ingenierías o la gestión y cayó el volumen de licenciados en dichas facultades, explica Carlos Cavalcanti, director de la escuela de negocios Instituto Euvaldo Lodi en Brasilia, capital del país.

En 2009 unos 38.000 estudiantes consiguieron el título de licenciado en ingeniería. Cavalcanti estima que con un crecimiento del PIB superior al 5% el país necesita 60.000 graduados en ingeniería. En Brasil, en 2010, sólo el 9,3% de los licenciados universitarios eran ingenieros según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, con sede en París), cifra que alcanza el 12,2% para los países miembros.

“Las grandes corporaciones captarán a los estudiantes de gestión e ingeniería más brillantes del país y los formarán”, dice Cavalcanti. “Pero las empresas de tamaño medio cuyo nombre de marca no tiene tanto poder tienen más dificultades”.

A medida que las empresas se vuelven más sofisticadas, también lo hacen sus necesidades laborales. Este ha sido el caso de los prósperos sectores del azúcar y el etanol brasileños. Las empresas de un sector volátil y globalizado no necesitan simplemente un ingeniero químico, sino un ingeniero químico que también sepa de agricultura o de ingeniería de materiales. “En los últimos cinco años las habilidades que se demandan de la mano de obra han cambiado mucho”, dice Antonio Padua, director técnico de Unica, la asociación del sector de caña de azúcar de São Paulo. Dado el interés global en la energía no procedente de combustibles fósiles y la creciente demanda de etanol basado en caña de azúcar, de repente “necesitas un ingeniero medioambiental; necesitas una nueva clase de gestor financiero y necesitas grandes ingenieros mecánicos y managers de fábricas de cogeneración que sepan cómo se emplea el etanol y una fibra derivada de la caña de azúcar que se llama bagasse para generar electricidad. Esto era y es totalmente nuevo en el mercado de trabajo”.

Se buscan especialistas
En general, los niveles retributivos de este tipo de gestores e ingenieros están en aumento. Según la empresa de selección de ejecutivos Catho el sueldo medio de los managers senior ha aumentado un 20% desde 2008, y se sitúa en unos 30.000 dólares al mes.

Los niveles retributivos suben y la competencia por el talento se intensifica, explica Flavio Marques, manager de CTIS, una de las mayores y más longevas empresas de tecnologías de la información de Brasil que en 2010 contaba con 8.500 empleados y unos ingresos de 720 millones de reales (unos 436 millones de dólares).

En opinión de Marques, es muy fácil encontrar generalistas; pero encontrar especialistas es prácticamente imposible. “Si pido a mi departamento de recursos humanos que me encuentre 50 ingenieros de tecnologías de la información podré tenerlos dentro de dos semanas más o menos”, dice Marques. “Pero si le pido que me encuentren 10 personas con experiencia en ingeniería de software y que puedan hablar correctamente inglés probablemente no encuentren a nadie… No tienes posibilidad alguna si necesitas a alguien con sólidos conocimientos de idiomas que pueda hacer lo mismo que un licenciado del [Massachusetts Institute of Technology]”.

Pero Paulo Nascimento, uno de los investigadores principales del estudio de IPEA, sostiene que la falta de trabajadores altamente cualificados no es tan malo como parece. Así, el 38% de los que estudiaron ingeniería están trabajando como ingenieros, y si la economía sigue creciendo a un ritmo de por ejemplo 3,5%, dicho porcentaje alcanzará el 44%. “Cuando lleguemos al 70% de ingenieros trabajando en su ámbito, entonces empezarán los problemas por el lado de la oferta”, sostiene. “Pero semejante porcentaje estaría por encima de los niveles mundiales”.

Nascimento no es el único que predice que “los managers e ingenieros especialistas de unos pocos sectores van a experimentar incrementos en sus salarios y oportunidades de trabajo porque la demanda es enorme y el know-how en estas especialidades puede llegar a ser bastante escaso”.

Entre 2004 y 2009, el salario de los ingenieros biotécnicos creció un 24,4%; al mismo tiempo la demanda aumentaba un 35,5%, según IPEA. Los geólogos y geofísicos –el tipo de ingenierías necesarias para localizar los depósitos de gas natural y petróleo, por no mencionar minerales-, vieron como sus sueldos aumentaban un 11% y su demanda un 43,1%. La demanda de ingenieros informáticos, al igual que analistas de sistemas, aumentó un 12% con un incremento salarial moderado del 3,5%.

Uno de los sectores que no hay que perder de vista es la energía. El IPEA señala que si la economía crece un promedio de sólo 2,5%, este sector verá como su demanda de ingenieros aumenta 13,3%. Si en los próximos 10 años la economía crece en promedio de 4%, se espera que la demanda de ingenieros crezca 16%. En la minería, un crecimiento del 2,5% del PIB supondrá un incremento interanual del 8,7% en la demanda de ingenieros entre 2011 y 2010; con un crecimiento del PIB del 4% la demanda aumentaría un 10%.

Marcando diferencias
Algunos sectores están más preparados que otros. Padua afirma que las facultades locales de agroindustria o la escuela de estudios agrarios Luiz de Queiroz (ESALQ) han sido fundamentales en el aprovisionamiento de nuevos cerebros para la enorme agroindustria brasileña. “ESALQ está preparando al sector para lo que necesita en la actualidad”, explica. “Y las empresas están formando a los trabajadores menos cualificados para que aprendan nuevas habilidades. Estamos consiguiendo que los trabajadores de nuestro sector posean las características que necesitamos”.

Otros sectores aún están empezando. Supuestamente el inversor multimillonario y magnate del petróleo Eike Batista está invirtiendo en una universidad naval en Río de Janeiro para contribuir a la formación de ingenieros y managers para el nuevo complejo Açu Port .

“Obviamente, la solución a largo plazo es la educación”, dice Monteiro de Wharton. “La solución de corto plazo es formar a trabajadores en la propia empresa. Si no puedes permitirte contratar al ingeniero que quieres tienes que conseguir ingenieros con conocimientos básicos y formarlos. Luego tienes que retenerlos pagándoles más. Es preocupante. Es lo que quita el sueño a muchos managers responsables de las contrataciones y podría convertirse en un gran cuello de botella para las empresas”.

Fuente: Boletin Universia-Knowledge@Wharton
06.04.2011

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