23-08-2010 14:39:44
“No puedo abrirla, se rompió la bolsa, se metió la tapa dentro del envase, me corté”, etcétera. ¿Quién no se ha peleado alguna vez con el empaque de algún alimento que va a consumir o ha dejado de comprar el producto porque su empaque no es atractivo o es impráctico? En algunos casos no sería posible el manejo y uso de algunos productos si no estuvieran dentro de un empaque, por ejemplo la leche, la miel, etcétera. Gracias a ellos se pueden comercializar diferentes productos en diferentes regiones del mundo. El empaque protege y conserva la calidad e integridad del alimento y cobra mayor relevancia cuando se trata de productos perecederos. Sin embargo, ahora significa mucho más que eso, muchas veces no es posible separar conceptualmente el producto y el empaque, como consumidor lo vemos como un todo. Los empaques actualmente no están asociados solamente con el alimento desde el punto de vista técnico, son también un medio a través del cual se comunica al consumidor la identidad y características del producto. Debe además responder a las exigencias sociales en términos de conservación del medio ambiente. Un empaque se debe elegir pensando en la competitividad del producto, sin olvidar, claro está, la relación beneficio/costo. Las tendencias actuales de los empaques para alimentos están orientadas más hacia empaques semirrígidos y flexibles (bolsas, pouches-bolsas autoparables- y películas multicapas) que a los rígidos (latas, botellas y cajas). Hacia el concepto ecológico del empaque (degradable, biodegradable, reciclable, compostable), seguridad alimentaria (inocuidad y frescura), funcionalidad (inteligentes, activos, atmósfera modificada, películas y recubrimientos comestibles) y conveniencia, se han desarrollado empaques inteligentes que responden y comunican al consumidor el estado que guarda el alimento dentro del empaque. Hay empaques denominados activos que participan directamente en la conservación del alimento, neutralizando reacciones de deterioro o ataque microbiano; por ejemplo, películas de empaque que absorben oxígeno y que contienen antioxidantes. No debemos olvidar que el empaque aporta un valor agregado al producto y puede hacer la gran diferencia respecto de la competencia, puede llegar a ser el factor crítico que dé la competitividad al producto. |
28 de agosto de 2010
Competitividad: ¿el empaque?
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