5 de marzo de 2011

El Mercurio de Chile dice: Agroexportaciones nacionales en riesgo





Aunque Chile se ha posicionado en productos de exportación como la fruta y los vinos, Perú, Argentina y Brasil cada vez están más cerca. Para competir y mantener el liderazgo, la clave es poner ojo a lo que están haciendo los vecinos y no esperar a que nos sobrepasen.

Chile mira por el retrovisor. Lleva fruta fresca y vinos, productos con los que es referente exportador y productivo en la región. Por años, los que lo seguían no lograban acercarse. Pero cada vez se vuelve más difícil mantener la distancia. Y ahora ve como rápidamente se acercan economías vecinas cargadas con los mismos productos, que han recargado el combustible y amenazan con adelantarlo. Si bien dependiendo del producto y del mercado, varía la competencia, los que podrían dar mayor dolor de cabeza son Perú, Brasil y Argentina (ver recuadro).

Perú ha ampliado su portafolio con frutas como la uva de mesa, los paltos, los cítricos y los espárragos -es el mayor exportador del mundo. Brasil también crece a a alta velocidad. Así el valle de San Francisco aumentó la producción de uva de mesa en 18% el 2010, eso, sin contar que el país "mais grande do mundo" se convirtió en el tercer oferente de la región en vinos. Finalmente Argentina, además de ganar la batalla de las peras con Chile, sigue peleando codo a codo para aumentar la valoración de sus vinos y crece en sus superficies de berries.

No hay "peros" ni calidad chilena que valga frente a la cruda y creciente competencia. Los expertos dicen que el país tiene que ponerse las pilas, saber qué están haciendo los vecinos, los volúmenes que están produciendo y los acuerdos que están firmando; y con toda esa información en la mano, tomar acciones concretas para hacer frente a ese escenario. De lo contrario, las exportaciones nacionales podrían ser sobrepasadas por los países que ya le pisan los talones.

"Si Chile no se aviva, le van a aserruchar el piso en los mercados de exportación", enfatiza un consultor.

La cosa podría pasar a negro oscuro ante las ventajas comparativas de los vecinos. Una mano de obra más barata, características territoriales que favorecen el desarrollo de un producto, espacio para crecer en volumen y políticas de mayor apertura y menos trabas para las exportaciones son ítems que suman puntos.

"Argentina, Brasil y Perú tienen más recursos naturales que nosotros; pueden desarrollar grandes sistemas productivos y economías de escala. Eso significa que pueden ofrecer precios más competitivos, lo que nos puede perjudicar", puntualiza Marcos Mora, profesor de economía agraria de la Universidad de Chile.

Pese a que la situación es urgente y todo indica que la pregunta generalizada entre los empresarios debiera ser "¿cómo enfrentamos esto?", lo cierto es que no es mucho lo que se ha hecho.

"Muchos miran sorprendidos la creciente presencia de economías como Perú, pero más allá de eso, faltan iniciativas específicas para contrarrestar lo que está pasando", puntualiza José Manuel Alcaíno, presidente de la consultora Decofrut.

Los expertos dicen que hay que tomar el peso de lo que podría representar la sombra de la región para Chile, antes que se desfonde el problema. La clave estaría en mejorar los ítems donde está tambaleando la competitividad.

Problemas y soluciones
Uno de los temas que debilitan a Chile es el costo de la mano de obra. El agro nacional es uno de los que mejor paga a sus trabajadores dentro de la región. Comparado a países como Perú, un operario agrícola nacional puede ganar hasta tres veces más.

"A un trabajador agrícola se le está pagando 8 mil pesos al día, como mínimo. La gente que está en packing puede ganar hasta 35 mil pesos, dependiendo de la calificación. La cosa está más atrasada en Perú y Bolivia; Argentina se aproxima más a Chile y en Brasil hay de todo. Eso puede hacer tambalear nuestro costo final. Si un comprador ve dos racimos de uva idénticos va a preferir el más barato", explica Mora.

La solución para esto no pasa por pagar menos y sí por avanzar en la asignación de valor. Por ejemplo el Servicio Agrícola Ganadero es un órgano fiscalizador reconocido a nivel mundial por ser altamente exigente. Eso se podría promocionar.

Lo mismo pasa con otros valores como la baja cantidad de plagas que se dan en Chile por sus barreras naturales, las condiciones de la tierra, el agua utilizada para regar que viene desde la cordillera, el sello natural en productos como la carne, cuyos bovinos son alimentados en praderas, la preocupación medioambiental y los sellos como la medición de emisiones de dióxido de carbono que están haciendo muchas empresas. Todos estos atributos son parte de que lo que está dando valor agregado al producto nacional pero que al no ser dados a conocer en forma clara no siempre se reflejan en el valor final.

"Chile está a la vanguardia en varios temas, reconocerlos permitiría dar un up grade a los productos", puntualiza Mora.

Y el reconocer el valor va de la mano con las estrategias de imagen país.

"Chile hace bien" se llama la última campaña nacional impulsada para posicionar los productos made in Chile. La idea es permear afuera el sello y la alta calidad de lo que se hace.

El desafío de la industria entonces es comunicar bien, detectando lo que requiere el mercado de destino y develando la forma más hábil de llegar a los consumidores.

"Falta tener un foco más claro al hacer estrategia país", explica Mora.

Otra de las sugerencias de los expertos, ante los cambios en el esquema productivo de distintos mercados de la región, es ser más agresivos y hábiles a la hora de negociar acuerdos y tratados.

Por ejemplo, hoy en mercados como Japón hay desgravaciones a un plazo y en dimensiones que perjudican a un segmento de la industria nacional; problemas similares se replican en otras latitudes. En la Unión Europea hay aranceles y cuotas específicos que desde hace tiempo requieren ser modificados y con EE.UU. hay desgravaciones en productos como el tomate, el durazno, la pulpa o el jugo de uva que también impactan a los empresarios. Por todo lo anterior, los expertos llaman a ser más hábiles y a dejar las puertas lo menos trancadas posibles a la hora de negociar.

"Lo que puede ser bueno en un momento no necesariamente va a seguir siendo rentable para la industria nacional de por vida. Hay que abrirse a renegociar aranceles, cuotas y términos de referencia, de forma permanente", sostiene Mora.

Otra de las claves que permitirían a Chile subir un escalón frente a la competencia sería promover una mayor inserción del sector científico en el proceso; incluyendo la opción de los transgénicos.

"Hay que apostar por las nuevas tecnologías, entre ellas los organismos genéticamente modificados, OGMs y la utilización de labranza cero o conservacionista. En el caso de los OGMs promover leyes en esa línea, que aseguren que no existan riesgos ni en el ambiente ni en la salud humana y animal, es clave. Argentina y Brasil son principales exportadores de soya, maíz y algodón porque han incrementado sus producciones a partir de la utilización de semillas derivadas de OGMs. Chile podría perder competitividad si no se suma", puntualiza Alejandra Sarquis, representante en Chile del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura.

Otras tareas pendientes son fortalecer la logística, la transparencia en las transacciones, el fortalecimiento de los encadenamientos productivos, el financiamiento y las alianzas con la banca.

"La iniciativa de la ley de muestras y contramuestra y el fortalecimiento de los encadenamientos de los pequeños productores con la industria son temas que apuntan en la dirección correcta. Falta un mayor acercamiento con el sector financiero para la creación de nuevos instrumentos que ayuden a la pyme en su desarrollo", explica Gonzalo Jordán, director de empresas relacionadas con el sector de alimentos.

Amigos y no enemigos
La complementariedad entre los países de la región también sería clave para el fortalecimiento de la industria. En los últimos dos años las exportaciones de productos agropecuarios de los países que componen el Consejo Agropecuario del Sur, (CAS), representados por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, significaron el 14% del comercio mundial. Como ejemplo pueden citarse que las exportaciones del CAS representaron el 27% en maíz, el 53% en soya, el 38% en carne bovina, y el 40% en carne aviar en el total de las exportaciones mundiales de esos productos. Es decir la región pesa mucho cuando está unida, y ese es un valor que debería ser más explotado entre quienes están liderando el comercio del cono sur.

Con Perú se podría hacer una alianza de integración comercial en la industria de paltos, cuyas producciones no se topan. Esto permitiría contar con una oferta mayor y por más tiempo.

La exportación de profesionales entre la región también sería otra buena alternativa para explotar la complementariedad. Mientras países como Perú y Bolivia saben mucho sobre cómo trabajar con comunidades locales, Argentina y Brasil podrían compartir los secretos de las oleaginosas, y Chile podría aportar en sectores como la uva de mesa. De hecho hoy muchos consultores nacionales están asesorando a Perú en el manejo productivo de ese y otros productos.

La complementariedad también se debería expandir en las inversiones. Empresas como la nacional Río Claro están apostando en Perú. También en Argentina, las viñas chilenas como Doña Paula de Santa Rita son un ejemplo de que el trabajo compartido fuera de las fronteras abre oportunidades interesantes.

"El mercado externo es tan grande que unidos se pueden hacer más cosas. Además la creciente demanda de países como China e India abre enormes perspectivas", indica Sarquis, quien además es secretaria técnica del CAS.

La industria chilena de la fruticultura se fundó bajo la premisa de que contaría con alta cantidad de mano de obra y a un bajo costo. Eso ha ido cambiando con los años. Hoy la mano de obra en Chile representa para productos como la uva de mesa más del 60% del costo de la producción, y los trabajadores no digamos que abundan. Si a esto se suman problemas coyunturales como la inestabilidad del precio del dólar y la sombra que están haciendo los países de la región, se complica el escenario para la industria nacional.

"Perú está avanzando con presteza en la racionalización del aprovechamiento de sus fabulosos recursos naturales.
Brasil goza de un posicionamiento global envidiable y están dispuestos a ocupar el lugar que les corresponde en el concierto mundial. Me parece que Argentina y Bolivia, por su parte, pasan por momentos institucionales complejos que los mantienen un poco distanciados en esta vertiginosa dinámica de los mercados; pero son competidores potenciales. Tenemos que reaccionar", remata Gonzalo Jordán.

El Consejo Agrícola del Sur representa el 27% en maíz, el 53% en soya, el 38% en carne bovina, y el 40% en carne aviar, del comercio mundial.

En Chile un trabajador agrícola puede ganar hasta tres veces más, comparado con Perú. 


Radiografía a los tres vecinos

Perú, el inquietante
Perú suma y sigue. Acaba de fijar las prioridades agrícolas para su próximo Gobierno (agroexportación, incentivos fiscales, investigación, diversificación de mercados, seguro agrario, entre otros), ganó la batalla de los espárragos convirtiéndose en el mayor exportador del mundo y, no contentos con eso, se están metiendo fuerte en uva de mesa, paltos y cítricos (tangelos y mandarinas), en mangos y bananos, con el café, y en hortalizas como alcachofas, pimientos y cebollas. Además se han abierto mucho a las negociaciones. Junto con los TLC y acuerdos con Estados Unidos, China, India y algunos países árabes, avanzan en diálogos con México, América Central, Japón, y con el llamado pacto TPP entre los integrantes del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC).

"Perú tiene condiciones insuperables. Suelos buenísimos, menos lluvias en verano, agua mucho más barata y mano de obra que cuesta un tercio de lo que vale en Chile. Eso les permite sacar buenos rendimientos", explica Manuel José Alcaíno.

Entre las debilidades destacan la falta de madurez en tecnologías propias, la carencia de profesionales y la amenaza de algunas plagas.

El llamado de los expertos es a trabajar unidos. "Ojala muy pronto Chile y Perú podamos constituirnos en un poderoso frente de abastecimiento de frutas y hortalizas a nivel mundial", remata Fernando Cillóniz, gerente general de Inform@cción, empresa peruana experta en el desarrollo de información sectorial y de mercados.

Brasil, el gigante
Brasil ha hecho lo suyo hasta ahora en productos como la soya y las carnes (bovina, de aves y equina). Tal ha sido el éxito de las exportaciones de pollo desde Brasil, que el año 2010 batió un récord llegando a las 3,7 millones de toneladas. Hoy es el mayor exportador en el mundo. Pero no conformes con eso, en el Valle de San Francisco poco a poco se ha ido incrementando la producción de frutas como uva de mesa y cerezas. Aún no compiten de forma crítica con Chile (hay mucha diferencia entre las 43 mil ton de uva de mesa producidas en Brasil versus las casi 900 mil ton nacionales), pero la producción ha crecido a pasos agigantados. El 2010, el valle produjo un 18% más que el año anterior, un crecimiento al que no se puede dejar de prestar atención. Eso sin hablar de los vinos.

Hoy Brasil se empina como el tercer oferente de la región en vinos, después de Chile y Argentina, y cada vez con mejores calidades gracias a la intervención de productores italianos en el llamado Valle de los Vinos, en la ciudad de Bento Gonçalves en el Estado de Río Grande del Sur.

Lo bueno para Chile es que mucho de lo que produce se queda dentro de sus fronteras.

"Brasil tiene un gran mercado doméstico, con cerca de 200 millones de personas. Por eso el mercado interno es el principal destino de nuestra producción agropecuaria", explica João Antônio Fagundes, coordinador general en temas agropecuarios del Ministerio de Agricultura de Brasil.

Argentina, el statu quo
Con más timidez se ha visto a Argentina en el último tiempo. La falta de solidez política y los problemas que han sacudido al agro trasandino han hecho que hoy lo que predomine entre Chile y Argentina sea un statu quo.

Sus productos estrella son el maíz, el trigo, la soya, el girasol, la carne y la leche. En frutas, específicamente en peras y manzanas, es donde se ha dado la batalla con Chile, aunque el país trasandino es fuerte en cítricos (el mayor exportador del mundo de limones) y aceite de oliva. En peras, Argentina terminó convirtiéndose en líder, y Chile hizo lo suyo con las manzanas. Un empate técnico que igual saca ronchas a la hora de competir en época de peak productivo.

En vinos la situación es aún más compleja. En los últimos 15 años se vivió una reconversión de la industria trasandina, que incluyó inversiones extranjeras.

"Empresarios chilenos compraron muchas grandes bodegas de calidad y los bodegueros argentinos levantaron nuevas instalaciones boutique. Eso ha permitido que podamos competir mejor en la relación calidad-precio a favor de Argentina", explica Martín Piñeiro, director de la consultora argentina Grupo CEO.

El experto resalta las fortalezas chilenas. "Creo que Chile tiene un mercado más organizado desde el punto de vista productivo, en calidad y organización empresarial", remata.

Otros países de la región y del mundo
Otros países como Bolivia, Uruguay y Paraguay, no representan actualmente tantos inconvenientes para Chile porque les pesan problemas como la fiebre aftosa, la falta de mar y el impacto de los vecinos. Además muchos se dedican a producciones que no compiten con Chile. Distinto es el caso al hablar de potencias como Nueva Zelandia, Australia y Sudáfrica, muy fuertes en fruta fresca y vinos. "Tenemos que mejorar en asociatividad como lo han hecho estos países y satisfacer las demandas buscando modelos made in Chile", remata Marcos Mora.

Lo bueno de Chile
Comparado con otros países de la región Chile tiene una mejor reputación, lograda por sus avances en materia sanitaria, por el pujante eslogan de potencia agroalimentaria y por buscar forjar continuamente un reconocimiento a los productos para que vayan más allá de los commodities.

Otra ventaja para Chile ha sido la creciente diversificación de mercados.

"La mayoría de los países de la región tienen monomercados dependientes. Más de la mitad de la producción de Brasil depende de Europa; en el caso de Argentina es más o menos lo mismo. Chile tiene la virtud de tener mercados más sanos, equilibrados entre Europa, Estados Unidos, Latinoamérica y cada vez más presencia en el Medio y Lejano Oriente. Eso nos da una estabilidad mayor", puntualiza Manuel José Alcaíno
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Martina Salvo de Oliveira - El Mercurio, Chile
28 de febrero de 2011


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