28 de octubre de 2012

La sana envidia que provoca Perú

Una visita a Perú en estos días permite al viajero constatar que el crecimiento económico del país andino es cosa seria: lleva varios años con números en azul en su balanza y con cifras tan elevadas, frente al promedio mundial, que provoca una sana envidia.

Que Perú está por encima del promedio, se encargó de acreditarlo una reciente reunión anual del Banco Mundial y el FMI. Respecto al crecimiento mundial, las dos instituciones coincidieron que el mismo continúa en fase descendente, por lo que ajustaron a la baja sus proyecciones de crecimiento para los próximos 15 meses (los guarismos son ahora 3,3% para 2012 y 3,6% para el año próximo). Sin embargo, el Banco y el Fondo elevaron la proyección de crecimiento de la economía peruana a 6% para este año desde su previsión anterior de 5,5% anunciada en abril. El FMI también estimó que la inflación en el país andino cerrará este año en solo el 3,7% y en 2013 en 2,4%. El documento agrega que el desempleo se reducirá a 7,5% y que en 2013 se mantendrá en ese nivel.

Claro que en un mundo de cambios permanentes, nada le garantiza a Perú seguir creciendo a niveles superiores a la media de los más desarrollados (7% fue su promedio en el quinquenio), pero cuando en un país existe amplitud de criterios entre gobierno, partidos políticos, empresariado y trabajadores -y cuando entre ellos se instala el convencimiento, de procurar frente a todos los temas zanjar diferencias y consensuar- las cosas se allanan. Esa viene siendo la tónica del gobierno de Ollanta Humala, abierto a toda sugerencia, participativo para con todos los partidos y los actores sociales. También debe atribuirse mérito a los partidos de oposición, a los empresarios y a quienes producen riqueza con su trabajo, imbuidos de ese espíritu de aportar lo suyo por una causa común.

A quienes pensaban que Humala iba a ser otro satélite alineado al eje Chávez-Correa-Evo Morales-Cristina, el presidente peruano les dio un rotundo mentís. Con lo único que el gobierno de Perú está realmente alineado es con su crecimiento económico y la convicción en su propia fuerza para seguir creciendo.

La solidez de su economía la demuestran hechos como que, al contrario de Venezuela (que exporta US$ 90 mil millones en petróleo al año pero cuyas reservas son sólo de US$ 25 mil millones) la ecuación en Perú es exactamente a la inversa: exporta US$ 25 mil millones en minería pero las reservas suman 62 mil.

Veamos otros ejemplos de su buen momento económico: mientras la volatilidad sigue siendo la protagonista de los mercados del mundo, la Bolsa de Valores de Lima va a cerrar 2012 con un incremento superior al 10 por ciento. El sector de la construcción (una de las locomotoras del crecimiento) trepará este año por lo menos un 15%. La tasa de incremento anual en venta de prendas de vestir es del 8% y cerrará 2012 en 2 mil millones de dólares por ventas al exterior.

A partir de las exportaciones de productos no tradicionales se calcula que en los próximos cuatro años se generarán un millón de puestos de trabajo adicionales. Por cada millón de dólares de exportación, en Perú se crean 82 nuevos puestos. Los sectores más intensivos en mano de obra son el agropecuario y agro industrial, la cadena textil-confecciones, el químico, la pesca y los ligados a la industria minera. La pobreza, empero, aún está en 27%. Humala prometió reducirla al 15% antes de terminar su mandato. Hay que tener en cuenta las dificultades geográficas que impiden reducir los puntos marginales en zonas selváticas, donde los costos de proveer de servicios son muy onerosos.

Sólo una sombra se cierne sobre este Perú en explosión positiva: el regreso de Sendero Luminoso, que tuvo un reciente brote en la selva cuzqueña. Aliados con narcotraficantes y guerrilleros, cometieron un reciente ataque a tres helicópteros encargados del mantenimiento del ducto que lleva el gas a casi todo el país. El gobierno teme que otros ataques interrumpan el envío del gas que provee el 40 por ciento de la energía del país. No deja de ser una extraña paradoja que un país que crece al ritmo que lo hace Perú, encuentre quienes quieren arruinar ese crecimiento, pero esa ha sido, al fin y al cabo, la estrategia habitual de la guerrilla latinoamericana: arruinar la democracia cuando ésta funciona. Uruguay lo supo padecer.

El País Digital
24 Octubre 2012

Nota del Blog. Desde afuera nos ven asi. Creo que Humala se beneficia haciéndose el "muertito". Podría esforzarse mas.

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