24 de septiembre de 2016

Revisión de la reacción contra la globalización

Economía y política

Gran parte de la acción política en los últimos años se pueden vincular a una reacción contra la globalización, el voto a favor del Brexit o el ascenso de políticos como Marine Le Pen y Donald Trump, por ejemplo. Un reciente articulo estableció un paralelo con la primera gran era de la globalización a finales del siglo 19/inicios del siglo 20, lo que también dio lugar a una reacción violenta; asesinatos de anarquistas, malestar industrial y las restricciones a la inmigración.

Nuestro último informe especial sobre la empresa señaló otra paralela con los finales del siglo 19; la aparición de las grandes corporaciones.

En aquel entonces, tales empresas fueron apodadas fideicomisos en Estados Unidos y fueron apoyadas por Teddy Roosevelt y Woodrow Wilson. Pero esto no fue un fenómeno puramente americano: algunas de las grandes empresas alemanas, como Bayer y BASF, ya habían aparecido mucho antes de 1914. Bismarck fue influyente en la creación de la estrecha relación entre los grandes bancos alemanes y el sector corporativo que ha sido una característica del modelo económico alemán desde entonces.

Si bien la globalización es a veces representada como un complot corporativo contra los trabajadores, esa no era la forma en que se veía antes de 1914. Los sindicatos británicos estuvieron a favor del libre comercio, lo cual mantuvo bajos los precios de los alimentos para sus miembros y también abrió los mercados para las fábricas en que trabajaban. 

Lo que la globalización hace es exponer donde las empresas nacionales se han vuelto ineficaces o complacientes; pierden cuota de mercado frente a sus rivales más baratos o más innovadores (recordemos las empresas de automóviles de Estados Unidos en la década de los 70's).

En un sentido, la globalización pone la industria más cerca del ideal de los economistas del "mercado perfecto". Pero mientras que los hombres de negocios a menudo hablan con entusiasmo de los mercados libres en público, en privado, los consideran una maldición; no tienen el poder de fijar los precios y los márgenes se reducen. Idealmente, a los empresarios les gustaría un monopolio; pensemos en el entusiasmo de Warren Buffett por las "franquicias". 

Las empresas que prosperarán en un mundo de globalización son aquellas que se combinan con el fin de lograr economías de escala (de allí toda la actividad de fusiones) y aquellas que tienen monopolios naturales a través de efectos de red (tales como Google y Facebook). La proporción del PBI generado por las 100 mayores empresas estadounidenses pasó de 33% en 1994 al 46% en 2013; el 10% de las empresas públicas del mundo generan el 80% de las ganancias.

En otras palabras, la globalización no se limita a crear una reacción en la política, sino que tiene grandes repercusiones para los negocios también. Y, por supuesto, el crecimiento de las empresas gigantescas tendrá de por sí un impacto en las actitudes de los votantes, que podría aumentar su resentimiento contra poder corporativo. Una reacción en contra de la reacción.

Buttonwood
The Economist
20 Setiembre 2016

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