14 de octubre de 2016

Ejes para conocer los envases del futuro

Un envase puede convertirse en algo especial si escoge la innovación como medio para tal fin

Surgenia se avanza a un futuro en el que surgirán nuevas necesidades y demandas que, para ser satisfechas, deberán ser identificadas o predichas con la antelación suficiente, si lo que se pretende es conseguir una ventaja competitiva. El sector de los envases no debe mirar para otro lado: su prioridad es conocer cuáles serán los principales desencadenantes del consumo para ofrecer al sector exactamente lo que espera, a través de soluciones paradójicamente sorprendentes.

El reto consistirá en innovar con sentido, con una justificación basada en el análisis de esa demanda de consumos futura, lo que en cierta forma ofrece garantías de éxito. Es así como Surgenia entiende la investigación de tendencias y así es como queremos desvelar las claves que harán especiales a los envases del futuro.

Motores del cambio y algunos ejemplos


Son cuatro los principales impulsores de la innovación y las tendencias de consumo que más estrechamente se relacionan con el sector de los envases: la tecnología, la conciencia ecológica, la búsqueda de la exclusividad y personalización, y como no, la conveniencia. La importancia de cada uno de estos factores es relativa para el consumidor final, al relacionarse entre sí como una maraña de motivaciones que éste sopesa a toda velocidad antes de adquirir un producto. 

Lo que sí es cierto es que a la industria esto le importa y, además de buscar una mayor eficiencia de costes para encontrar rentabilidad, a las empresas del sector les interesa saber cómo innovar para desmarcarse de sus competidores, garantizándoles a sus clientes el importante papel que jugará el envase en el momento de la decisión de compra. Encontrar ese ‘algo’ especial no debe ser fruto de una decisión que nos lleve a una solución aleatoria. Más bien, debería ser el resultado de una reflexión en la que la coherencia entre el contenido y el continente tenga todo el sentido del mundo.

Envases especiales eco-responsables
Ya hemos mencionado que la conciencia verde es uno de los principales motivantes del consumo de los últimos tiempos. Pues bien, seguirá siéndolo en los próximos años y, probablemente, se convertirá en una condición sine qua num del diseño en un futuro próximo. Cuando hoy se habla de ecodiseño aún seguimos imaginando envases de cartón o papel reciclado, envases que se reducen al mínimo para evitar los residuos o envases fabricados reciclando otros materiales; pero eso está cambiando. La conciencia ecológica está calando en los consumidores y en la industria a pasos agigantados y, dependiendo de lo rápida que haya sido la adaptación de las empresas, la vigilancia del medio ambiente y la búsqueda de la sostenibilidad están pasando a formar parte de su identidad y del proceso de producción, integrándose en los valores y en la cultura de las mismas.

¿Qué necesitará, entonces, un envase para ser especial? La respuesta a la pregunta es una sola palabra: innovación. La I+D seguirá siendo fuente de disrupción y permitirá marcar la diferencia con la creación, y mejora sobre todo, de nuevos biomateriales. Hoy ya comienza a resultar familiar esta palabra y no dejamos de conocer nuevos proyectos, como el reciente BIO4MAP (que ha coordinado el Instituto Tecnológico Aimplas). Este proyecto utiliza bioplásticos adhesivos sostenibles y un nuevo recubrimiento de cera a base de las hojas del olivo que no sólo prolonga la vida útil de quesos y pastas frescas, sino que permiten reducir su coste hasta un 25%. Esto es en gran medida una herramienta para hacer de un envase tradicional algo especial y diferente, con la mente puesta en un sector en crecimiento y auge.

Envases sostenibles que alargan la vida útil.
Aunque ojo: diseñar pensando en consumidores ‘eco’ y simplemente cambiar el color del envase no sólo no es innovador, sino que no convence. Una investigación reciente en la Universidad de Twente, en los Países Bajos, revela que los consumidores de productos ecológicos son mucho más escépticos, analíticos y críticos y no se dejan seducir por los colores verdes u ocres de los artículos. En su lugar, leen la etiqueta o buscan sellos que certifiquen un proceso de fabricación responsable y ofrezcan garantías sobre la sostenibilidad y ecoeficiencia con la que ha sido concebido el envase.

La tecnología, como acabamos de mencionar, es el avance que permite llevar a cabo investigaciones verdaderamente disruptivas, capaces de marcar una diferencia en el sector y, ya sea para la creación de nuevos materiales más sostenibles o para la mejora de la funcionalidad de los productos, resulta indispensable para avanzar y posicionar a las empresas hasta alcanzar el nivel de integración que hoy ya tienen las tecnologías en nuestro día a día.

Hydranorme permite saber cuánto agua se bebe al día.
Tecnología en la vida diaria
Este es, en efecto, otro de los factores de cambio sobre los que vamos a reflexionar. Si miramos a nuestro alrededor, la interacción con dispositivos electrónicos es una constante. Desde las pantallas de los ordenadores a las de los smartphones, pasando por todo tipo de gadgets e incluso de wearables (medidores del pulso, de los km que corremos, relojes inteligentes o domótica), todo a nuestro alrededor parece estar conectado a Internet, ofreciéndonos funcionalidades que hasta hace poco tiempo creíamos innecesarias y sin las cuales hoy nos falta algo.

Esta perfecta y completa integración con la tecnología, para algunos más sencilla y natural que para otros, se ha convertido en un elemento inspirador de innovación y, como no, los envases también han ido adaptándose a esta nueva necesidad de un consumidor al que la digitalización cada vez asusta menos.

Como ejemplo de la aplicación de las tecnologías en el diseño de un envase, encontramos el reciente invento del fabricante danés Fred Housheer quien, en colaboración con R&D/Leverage y PET Power, ha desarrollado Hydranome, una botella capaz de medir la cantidad de agua que se bebe a través de un disco interactivo incluido en el tapón y que indica el número de ocasiones que se ha llenado la botella y si estamos cerca o no de alcanzar la ingesta diaria recomendada. La vigilancia de la salud es la motivación detrás de esta idea y es que, si para algo sirven también los avances tecnológicos, es para garantizar la seguridad alimenticia.

Numerosos proyectos de I+D basan en los avances tecnológicos los desarrollos de materiales que ofrecen mayores garantías en el consumo de alimentos. Por mencionar alguno reciente, cabe destacar el proyecto que desarrolla el grupo de investigación GUIA, del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón, junto con las empresas Samtach, en Barcelona, y Discovery Flexibles, en Dundee (Escocia); y que ha conseguido desarrollar un dispositivo (que han llamado BactoAlarm) que cambia de color cuando el producto del interior del envase pierde frescura (de momento, sólo pollo y pavo fresco).

Y, por supuesto, la tecnología permite también ser utilizada para sorprender al consumidor por pura diversión, aunque con una segunda intención de generarle verdadero interés por una marca. En ese sentido, y pensando en la Generación Y y Z como principales targets, la realidad aumentada tiene mucho que aportar. Integrar elementos en el diseño de los envases que permitan la interacción para ampliar información del producto, puede hacer de un envase algo verdaderamente especial, que para determinadas ocasiones conseguirá marcar la diferencia. 

El caso de la Digital Box de Lego podría ser un ejemplo inspirado en una estrategia de diseño integrada en el espacio físico de venta, ya que consistió en instalar pantallas interactivas en las tiendas que permitieran previsualizar digitalmente el contenido de las cajas de legos con el resultado final del montaje de las piezas, ofreciendo mayor transparencia al consumidor sobre lo que estaba comprando.

Los envases especiales pueden integrar también diseños únicos que transmitan el valor de lo que envuelven, para ofrecer estatus y exclusividad. Así es como un envase especial puede identificarse con otro factor de cambio que lleva algunos años representando una gran parte del consumo masivo: la hiper personalización.

Hiper Personalización
Cuando Coca-cola lanzó hace algunos años sus latas con nombres de personas impresos en ellas, vimos cómo este producto se convirtió casi en objeto de coleccionista. Hoy, aunque la impresión digital se ha extendido en otras marcas para ofrecer soluciones similares, la búsqueda de un envase realmente diferente sigue siendo el caballo de batalla del sector del lujo.

En efecto, y según las previsiones de los expertos expuestas recientemente en el Drupa 2016, el sector jugará un papel trascendente, suponiendo un aumento de su valor del 3% anual en los mercados de Europa Occidental y América del Norte, y siendo impulsado, como acabamos de mencionar, por el crecimiento de la demanda de envases personalizados.

Consumo nómada
Por último, no podemos dejar atrás el frenético ritmo de vida como condicionante de un nuevo factor de cambio, el del consumo nómada, que nos ‘obliga’ a comer fuera de casa y aprovechar cualquier espacio para trabajar, descansar, reunirnos o hacer la compra. Este nomadismo, bien representado por los jóvenes Millennials, encuentra satisfactorios los envases que definitivamente le solucionan o alivian situaciones, especialmente, relacionadas con el momento de la comida.

El sector agroalimentario es quizás el que más se ha visto impactado por los avances en diseños de conveniencia, donde prima la ergonomía y funcionalidad añadida al producto. Como innovaciones que hacen especiales a algunos envases, encontramos productos como la botella Memobottle, que ha sido diseñada bajo la premisa de hacer de un objeto cotidiano, difícil de llevar, algo que cómodamente podemos transportar como si fuera una libreta.

Por supuesto, el diseño de envases de conveniencia debe afrontar grandes retos, como el que ofrece acercarse a las necesidades de las personas mayores, en búsqueda de soluciones que simplifiquen los procesos de elaboración de sus comidas y cenas; pero también los nuevos modelos en los hogares, donde la reducción de las familias (incluso la presencia de un solo inquilino) exige tamaños más reducidos y formatos unipersonales en los productos agroalimentarios.

En definitiva, un envase puede convertirse en algo especial si escoge la innovación como medio para tal fin. La innovación guiada por las tendencias y factores de cambio es la que ofrece mayores garantías de alineamiento a las necesidades y expectativas futuras de consumo, por lo que resulta indispensable mantenerse actualizados sobre las mismas. En Surgenia no dejamos de investigar el entorno para conocer mejor a los consumidores y ofrecer información de valor a las empresas que ya hayan tomado la decisión de que anticiparse al cambio es la clave de su posicionamiento.
La botella Memobottle destaca por ser fácil de transportar.
Paola Caballer Delgado,
Observatorio de Tendencias de Surgenia
Interempresas
10 Octubre 2016

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