18 de marzo de 2017

Un marco global para el desarrollo de la innovación en la empresa (I)


No hay duda de que la investigación aplicada, el desarrollo tecnológico y la innovación son pilares fundamentales del desarrollo económico de una sociedad avanzada. Frecuentemente se ha puesto el énfasis en la I+D, no obstante diversos estudios demuestran que no es el volumen de la inversión en I+D, sino el talante innovador de la empresa lo que garantiza unos óptimos resultados. Empresas como Apple así lo demuestran.

La innovación, en un sentido amplio que trasciende lo meramente tecnológico, constituye el catalizador necesario para el éxito empresarial. El presente artículo contribuye a clarificar dicha visión y presenta una hoja de ruta para el desarrollo de la innovación que ha demostrado ser útil en más de un centenar de casos que abarcan desde micro hasta grandes empresas.


La innovación es una realidad poliédrica que no puede entenderse de forma fraccionada sin perder gran parte de su potencial. En la empresa se desarrolla sobre la base de un sistema holístico, integrado por una serie de elementos que interaccionan de forma compleja y sinérgica.

Gran parte de los fracasos en los esfuerzos por mantener viva la dinámica de la innovación derivan precisamente de una visión excesivamente parcial de la misma.

Seguidamente presentamos cada uno de los elementos que configuran este sistema holístico de innovación.

Las Personas:
La innovación surge, ante todo, de las personas. En las personas residen la creatividad, el espíritu crítico y el conocimiento, todos ellos elementos claves para la innovación. La creatividad y el espíritu crítico deben apoyarse sobre una base sólida de conocimientos y experiencias. La innovación y el desarrollo del conocimiento son, en este sentido, las dos caras de una misma moneda. Pero ello no es suficiente. Para que realmente pueda surgir la innovación es preciso un talante emprendedor que conduzca a poner en práctica las ideas orientándolas hacia la obtención de resultados.

Mantener viva la innovación exige una búsqueda constante del equilibrio entre la eficacia y eficiencia en el día a día y la experimentación de lo nuevo en un clima adecuado que permita asumir los riesgos inherentes, y por ende el error asociado al proceso de aprendizaje.

La innovación debe ser asumida como un valor por las personas e impregnar al mismo tiempo la propia cultura empresarial.

La Empresa:
Las personas no innovan de forma aislada, sino que lo hacen agrupadas en el marco de una estructura empresarial. Por ello, la organización y sus métodos de gestión deben facilitar los comportamientos innovadores al mismo tiempo que preservan la eficacia y la eficiencia en el corto plazo. La empresa innovadora está pues de forma permanente en equilibrio entre las necesidades del día a día y la exploración de lo nuevo; debe ser una empresa ambidiestra. El reto es encontrar la justa medida entre la obtención de resultados a través de una organización orientada a las operaciones actuales y la necesidad de innovar.

En este sentido las organizaciones orientadas a las operaciones suelen tener características difíciles de conciliar con la innovación, tales como estructuras jerárquicas, predilección por la repetición de lo ya conocido en búsqueda de la eficacia y la eficiencia, mientras que en las organizaciones orientadas a la innovación son condición necesaria las estructuras orgánicas, flexibles y planas, así como el trabajo en equipos multidisciplinares que permitan el libre flujo de conocimiento. Sin embargo ambos enfoques son necesarios dentro de una misma empresa; el éxito de la innovación depende de forma crítica de cómo se resuelva este conflicto.

La innovación debe conectarse a la estrategia empresarial, ser un camino para la creación permanente de ventajas competitivas y nuevo valor para el mercado. Pero además debe facilitarse en todo momento la integración de tácticas emergentes como respuesta a oportunidades inesperadas.

No se puede innovar al margen de una visión empresarial y de mercado. Toda innovación debe ir asociada, directa o indirectamente, a un modelo de negocio. Es más, muchas veces la innovación se no debe centrar tanto en la creación de nuevos productos y servicios como en la construcción de nuevos modelos de negocio.

El Proceso de Innovación:
Visualizar la innovación como un proceso estratégico de negocio es condición necesaria para poder gestionarla de forma sistemática. En las empresas basadas en la tecnología, el núcleo del sistema de innovación lo constituye el proceso de innovación tecnológica -I+D+i-. Es fundamental identificar dicho proceso, sistematizarlo y someterlo a medida y mejora continua. Se han desarrollado en los últimos años modelos específicos, orientados a facilitar una gestión eficaz del proceso de innovación tecnológica en empresas industriales, entre los que cabe destacar el conjunto de normas UNE 16600X, actualmente base de partida para las nuevas recomendaciones europeas sobre la materia.

Sin embargo la innovación no es solo un proceso top-down, sino que debe alimentarse de todas las fuentes internas (innovación bottom-up) generando un doble flujo de innovación.

En resumen, el proceso de innovación debe asegurar una identificación constante de oportunidades de innovación y su articulación en proyectos alineados con la estrategia. El sistema de gestión por su parte debe garantizar que se realizan los proyectos adecuados, y de la forma adecuada.

Por descontado el proceso requerirá no solo de un sistema de gestión sino también de una estructura que le de soporte y la asignación de los recursos necesarios.


El Entorno:
Hoy en día, nadie puede innovar en solitario, los tiempos del “síndrome del no inventado aquí” (rechazo de todo desarrollo externo a la empresa) han acabado. Sin duda deberán incrementarse las alianzas y las colaboraciones de todo tipo con el sistema externo de innovación, en una práctica sistemática de lo que se ha dado en llamar “innovación abierta”, tal como la describe el profesor de la Harvard B.S. Henry Chesbrough. La innovación abierta es un camino de acceso a una I+D+i rápida, efectiva y de bajo coste. La práctica de la innovación abierta presenta importantes ventajas:
  • Constituye una puerta abierta a nuevas ideas, independientes de las creencias normalmente aceptadas en la propia empresa.
  • Las nuevas ideas son fruto de múltiples experiencias.
  • Facilita una obtención rápida de resultados de calidad.
  • Reduce los costes de la innovación y permite compartir los riesgos.
  • Estimula la innovación interna y genera sinergias.
¿Gestionar la Innovación?
En palabras de T. Edison la innovación es un 1% de inspiración y un 99% de transpiración, Peter Drucker hablaba en términos de la “disciplina de la innovación”. Por tanto la innovación no es (solo) fruto de la creatividad, sino que responde a un proceso sistemático e intencional de ejecución que debe ser gestionado.

Pero la innovación es también el resultado de múltiples interacciones no lineales. Una empresa con una organización excesivamente formalizada y rígida difícilmente innovará, pero una empresa desorganizada, con comportamientos aleatorios, no tendrá menos dificultades para innovar. La innovación se produce en el punto medio entre estas dos posiciones, situación inestable difícil de mantener si no se dispone de una visión clara sobre cómo gestionarla.


xayneto@ideas2value.net
por webmasterideas2value
Nov 2, 2014

Adaptado del artículo publicado por el autor en el nº especial monográfico sobre Innovación en la Empresa de Foment del Treball Nacional (2008) con la colaboración de Marta Alberti.

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