Los primeros trabajos de Timothée Boitouzet, en colaboración con el Departamento de Biología Molecular y Química Orgánica de Harvard y Medialab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), consistían en una matriz monomérica inyectada en un tablón de madera de 7 a 10 mm de espesor. Los materiales plásticos inyectados llenan las microcavidades, ya que la madera está compuesta de 60 a 70% de aire.
Esta polimerización no sólo hace que la madera sea translúcida, sino que también la hace tres veces más rígida a medida que se vuelve más densa. Después de esta doble transformación, tanto física como óptica, el material base se hace más fuerte, más estéticamente agradable y más resistente mecánicamente.
"El primer paso del desarrollo podría implicar la fabricación de muebles con esta madera biónica", dijo el arquitecto. El siguiente paso podría implicar la producción de revestimientos, carpintería o revestimientos de suelos.
A largo plazo, su potencial también podría ser explotado en las industrias de la construcción, mobiliario y diseño, así como en las industrias maritima, automotriz y aeroespacial.
"Con suerte, este nuevo material podría ver la luz del día en dos o tres años". Recientemente, el arquitecto solicitó una patente sobre su producto y creó la nueva empresa Woodoo con el fin de explotar comercialmente este nuevo material.
25 Abril 2016
Plastics the Mag
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